Croquetas de calamares en su tinta
Si hay un plato español que nos caracteriza a nivel mundial, son las croquetas. Estas tapas no pueden faltar en ningún aperitivo, fiesta o celebración importante. Y son tan versátiles que se pueden hacer casi de cualquier cosa, también de calamares en su tinta.
Lo más característico de estas croquetas son su color, una vez que se abren, queda palpable que se trata de tinta de calamar por lo negras que son. Y con deliciosos trocitos de calamar cocido dentro, con su sabor inconfundible.
He querido mantener las cosas simples y simplemente cocer los calamares troceados con un ajo (que se puede retirar después), y la tinta, si ningún otro condimento más, ya que para una croqueta quizás sería un sabor muy fuerte. Pero siéntete libre de añadirle cualquier otro condimento que quieras.
Una receta fácil de hacer con calamares congelados (o no), que se puede congelar y calentar en el microondas, para comer en cualquier ocasión, para una visita inesperada, etc.
Ingredientes (4 personas o 25 unidades)
- 5 calamares con su tinta (o sin ella, más dos bolsas de tinta)
- 1 diente de ajo entero
- 2 chalotas
- 1/2 litro de agua
- 1/2 litro de leche entera
- 150 g de harina
- Un poco de perejil picado
- Un poco de nuez moscada
- Una pizca de sal
- Aceite de oliva para freír
- Harina + pan rallado, para el empanado
- 1-2 huevos batidos
Elaboración de las croquetas de calamar
La receta comienza preparando los calamares en su tinta. Los limpiamos (si no lo están ya) y retiramos la tinta que tiene dentro (sin romperla) y los lavamos con agua fría, secándolos a continuación. Reserva la tinta en un recipiente.
Troceamos los calamares en trozos muy pequeños, ya que son los que luego nos vamos a encontrar en la croqueta. Calentamos un chorrito de aceite de oliva en una cazuela grande a fuego medio, y cuando esté caliente, lo salteamos junto con el ajo entero.
Vertemos dos vasos de agua a la cazuela con la tinta, y lo removemos bien para que se mezcle. Añadimos también una pizca de sal y lo dejamos cocer a fuego medio.
Por otra parte, picamos muy finamente las chalotas y una ramita de perejil. Ponemos una sartén grande a calentar con dos o tres cucharadas de aceite de oliva, y cuando esté caliente, añadimos la chalota picada para que se poche durante un par de minutos.
Añadimos la harina y lo removemos hasta que se forme una pasta espesa, dejando que la harina se tueste un minuto. Vertemos la leche poco a poco, y empezamos a removerlo con unas varillas. Añadimos también los calamares, con la salsa líquida y todo.
Sin dejar de removerlo, bajamos la temperatura al mínimo y dejamos que se reduzca durante al menos 15 minutos, hasta que la bechamel esté espesa. Añadimos un poco de nuez moscada y el perejil picado.
Probamos y ajustamos de sal si es necesario. Vertemos esta masa en una fuente plana, alisando la superficie, y dejamos que enfríe a temperatura ambiente, para luego introducirla en el frigorífico. En este punto podemos congelar la masa, o continuar haciendo las croquetas.
Una vez que la masa esté sólida, la cortamos en rectángulos con un cuchillo y le damos la forma de croqueta con las manos. Empanamos cada croqueta pasándolas primero por harina, luego por huevo batido y por último por el pan rallado.
Ponemos una sartén a calentar con abundante aceite de oliva, y cuando esté bien caliente, freímos las croquetas hasta que estén doradas por las dos caras. Después las sacamos a un plato con papel absorbente (o servilletas de papel) para eliminar el exceso de grasa.
Si la sartén no es muy grande, freímos las croquetas en varias tandas, para que se doren bien.